LA RELIGIÓN Y LOS PRESERVATIVOS

 




L’Osservatore Romano adelanta parte del contenido del libro “La luz del mundo. El Papa, la iglesia y las señales del tiempo”, escrito por el alemán Peter Seewald. Más de 20 horas de entrevistas, son el resultado de este texto en el que Benedicto XVI, entre otros muchos temas, aborda el sentido positivo de la sexualidad.
El Papa considera que en algunos casos” el uso del preservativo está justificado, si bien insiste en que no es la verdadera manera para combatir el sida y reafirma, al igual que ya hizo durante su viaje a África, que “es necesaria una humanización de la sexualidad”.
“Este no es el modo, hablando con propiedad, de acabar con la infección del virus del sida. Eso debe producirse realmente dentro de la humanización de la sexualidad”, añade el Sumo Pontífice.
En este sentido, el Papa afirma que concentrarse en el preservativo supone una banalización del sexo y ese es exactamente el peligro de que mucha gente considere el sexo ya no como una expresión de su amor, sino como una especie de droga que se proporcionan ellos mismos”.

El Papa dice claramente que no quiso pronunciar una posición sobre el tema de los preservativos en general, pero que sí quería señalar enfáticamente que el problema del SIDA no puede resolverse sólo con la distribución de condones, porque hay que hacer mucho más: para evitar o prevenir, para educar, ayudar, asesorar, estar cerca de la gente, a fin de que no empeoren en el caso de que no estén enfermos.

El Papa observa también que en el ámbito no eclesial se ha desarrollado una conciencia similar, según se desprende de la teoría del llamado ABC (Abstinencia – Fidelidad – Condón), en los que los dos primeros elementos (abstinencia y fidelidad), son mucho más cruciales y fundamentales para la lucha contra el SIDA, mientras que el condón está en último lugar como una escapatoria, cuando faltan los otros  dos. Por lo tanto, debe quedar claro que el condón o preservativo no es la solución al problema.
El Papa amplía su mirada, e insiste en que concentrarse sólo en preservativos equivale a banalizar la sexualidad, que pierde su significado como expresión de amor entre las personas y se vuelve como una “droga”. Luchar contra la trivialización de la sexualidad  constituye un gran esfuerzo para que la sexualidad sea percibida y  valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivos obre el ser humano en su totalidad.

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